lunes, 6 de julio de 2015

Colombia - ¿Se olvidó Humberto de la Calle para qué Chiquita contrató a los paramilitares?

El jefe paramilitar Carlos Tijera, en el centro. A su
lado izquierdo José Guette, presidente seccional de Sintrainagro y
asesinado por orden de Tijeras. A su lado derecho, Robinson Olivero,
fiscal de la seccional del sindicato e seleccionado por Tijera de
reemplazar a Guette.
 El jefe paramilitar Carlos Tijera, en el centro- A su lado izquierdo José Guette, presidente seccional sw Sintrainagro y asesinado por orden de Tijeras. A su lado derecho Robinson Olivero, fiscal de la seccional del sindicato seleccionado por Tijera de reemplazar a Guette. Foto Dick Emanuelsson y El Universal. 
Por Dick Emanuelsson    
El jefe de la delegación de paz del gobierno colombiano en La Habana, Humberto de la Calle, sostuvo ayer una entrevista que las  FARC son los causantes de la desaparición del movimiento sindical colombiano. Es un intento de mezclar causa y efecto para salvar el Estado que sí es responsable del genocidio físico y jurídico del sindicalismo colombiano.  El caracter terrorista y antisindical del Estado colombiano no puede ser más visible cuando entramos en el tema. El caso de las bananeras transnacionales como Chiquita, Dole y empresas colombianas es muy ilustrativo y confirma la alianza entre estas empresas, el paramilitarismo y las FF.MM    
 El 29 de octubre de 2009 fue firmado 29 páginas por Carlos Tijera, el jefe paramilitar en la región bananera de Ciénaga, la zona de dónde sacó inspiración Gabriel García Márquez para escribir su legendaria obra "Cien años de Soledad".  En estos documentos confiesa Carlos Tijera que él dio la orden de asesinar a José Guette, el presidente seccional del sindicato de los obreros bananeros en la región. Impuso e hizo propia selección de los dirigentes sindicales después de haber eliminado físicamente gran parte de la organización sindical. Cobró ddiez por ciento de la cuota sindical, sin protesta de Guillermo Rivera, ex EPL y presidente de Sintrainagro con sede en Uraba (otra región "limpiada" de sindicalistas clasistas), a todos los afiliados de la seccional de Sintrainagro en Ciénaga.  El paramilitarismo y el Ejército no solo intercambiaban informaciones sobre las actividades de los dirigentes populares sino compartían retenes en las carreteras en Ciénaga. Los paramilitares, dice Carlos Tijera en su documento entregaban la información a las directivas empresariales que prpousieron asesinar o "neutralizar" a los dirigentes de las masas obreras.     
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